Joyas personalizadas

La primera vez que mi hijo pronunció alligua pensamos que era arriba. 'No! Allí-Gua', aclaró marcando sus palabras. Quería decir 'allí-hay-agua', pero en la versión extra reducida que le permitía su año y medio. Sólo entonces lo entendí: busca lo que quieres con su verdadera esencia, sin máscaras. Y aquí estoy: dando un salto al vacío hacia algo que llevaba demasiado tiempo gritando en silencio. Y después de saltar viendo con los ojos cerrados y sentir la libertad, pensé: voy a perseguir este sueño. Gracias, Nacho.

Joyas personalizadas: haz conmigo tu joya

Alligua… Una sola palabra bastó para inspirarme a mí, dejar el mundo de la consultoría y empezar a crear este proyecto: diseñar joyas de plata personalizadas y artesanales, inspiradas en cosas pequeñas de la vida cotidiana, en la naturaleza y en los detalles importantes que cada uno quiere llevar cerca.

Me enseñaron las mejores artesanas en el Taller Lalabeyou. Allí aprendí todas las técnicas de la joyería contemporánea que pueden aplicarse a este metal precioso: soldadura, moldes de silicona, resinas, madera, engastes y esmaltes con soplete. El resto de la historia de mr. alligua está por venir… como en la naturaleza, a su ritmo, con mimo y mucha inspiración.

Joyas personalizadas en plata: joyas irrepetibles​

Joyas personalizadas: dibujos de niños

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Joyas personalizadas: frases vuestras

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Joyas personalizadas: fechas señaladas

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¿Quieres convertir algo tuyo en joya de plata? ¿Necesitas un regalo especial y personalizado?

Mr. alligua hace la joya de plata que siempre has querido y nunca has encontrado.

Joyas de plata personalizadas: el origen de mr. alligua

Siempre me han gustado los collares, anillos y demás complementos. Desde muy joven me hacía yo los conjuntos con bolas que iba a comprar a Pontejos. Así pasaron los años y cada vez creaba joyas un poco más complejas. Un día mi hijo me dijo algo que me dejó pensando sobre mi trabajo y a qué me gustaría dedicar si pudiera volver a empezar. De ahí enlace con mi vida y con el tiempo que quería dedicar a mi familia. Eso fue lo que me impulsó a lanzarme con mr.alligua.

Mr. alligua nace de una frase pronunciada por un niño de año y medio mientras estábamos de vacaciones en Portugal y desde ese mismo día este proyecto ha resonado en mi cabeza y en mi corazón de tal manera que sigo cada día persiguiendo mi propósito. Desde 2015 que llevo con mr. alligua, he dado forma a gran cantidad de joyas de plata personalizadas y exclusivas para todo tipo de ocasiones: cumpleaños, fiestas de 40 años, regalos de profesoras, regalos sorpresas, navidad, aniversarios y bodas.

Además, he sido testigo de cómo muchas chicas se han dado un capricho de encargar algo para ellas, sin más motivo de regalarse algo a ellas mismas.  De vez en cuando, si se puede, es bueno darse un gusto. Ahora, estas chicas tienen puesta su joya de plata personalizada e irrepetible.

Joyas personalizadas: regalos, caprichos y más

En mr. alligua podrás hacer encargos únicos y piezas con detalles personalizados para ti o para regalar. Las joyas son personalizadas y buscan plasmar algo significativo para ti: un recuerdo, un símbolo o una frase. Casi siempre un dibujo de tu hijo grabado, tu nombre hecho gargantilla o unas alianzas con una frase especial cobra más protagonismo que la propia joya. 

El proceso que lleva la joya realizada en plata, la dedicación y todo el mimo con el que sea hace, es lo que trasciende la joya de mr.alligua en sí misma.

Joyas personalizadas en plata: joyas diferentes

Aunque dos personas me encarguen la misma joya, como por ejemplo, sucedió con unos anillos con el número 12, nunca una pieza es igual a la otra. Este caso es muy curioso. Una chica me encargo tres anillos finos con el número 12 para sus hermanas y para ella misma. Las tres habían nacido en días 12. Las tres piezas se hicieron 100% a mano y salieron iguales pero distintas dentro de la idea que tuvo la hermana mayor. Al margen de las tallas que tenía cada una, los anillos fueron únicos y originales para cada hermana, las cuales se adjudicaron el anillo que mejor les encajó en el dedo que lo querían llevar: una en el pulgar, otra en el corazón y la otra en el índice.